Viene a robarte la noche (cuento), de Claudia Cortalezzi

Este zarandeo acabará por desintegrarte, te dijiste. Quisiste afirmarte, no pudiste asirte a nada. Y una luz enferma te encandiló pavorosamente…
Debías volver al letargo. Pero, ¿cómo?
Un presentimiento: ¿se te acababa el tiempo? Porque había algo más, lo sabías. Recordá, te dijiste. Hacé memoria, hombre.
Sí. Justo antes de que se agitara tu féretro, oíste algo. Algo conocido… voces.
—El cementerio exige el pago —dijo un hombre— o el retiro del cuerpo.
—No se preocupe —era su voz, la que tanto habías ansiado volver a oír. La voz de ella—. Arregle todo para cremarlo mañana —decía—. Me llevaré las cenizas.
Al final, cuando por fin liberado, ya eras un cadáver tranquilo y feliz, ella volvía.

Hace mucho que se fueron. Pasaron varias horas desde que oscureció.
Disfrutá, muerto, tratás de obligarte, disfrutá de la última velada en paz.
Y te dan ganas de tener ojos y lagrimales para llorar. Te habías olvidado de cómo era ella. No ha cambiado, ¿viste? Ahora viene a robarte la noche, tu noche eterna.
Luz. Otra vez hay luz. Un haz amarillento se mete por el borde de la tapa. O tal vez tu ataúd está tan podrido como vos, te decís. ¡Quién sabe qué calidad de madera compró aquella en su momento!
Y si entra luz es… es porque está amaneciendo. Entonces, ya es mañana.
Es mañana, muerto, te repetís para convencerte. Y te sentís temblar —ridículo—, porque ella ya viene. Va a hacer lo que se le antoja, como siempre. Decidirá por vos. Te encerrará en un frasco, por los siglos de los siglos. Una eternidad acumulado odio.
Pero, ¿por qué ha de ser así? ¿Y si algún día —millones de años después de este día— alguien te libera…? Cuando tu amo te exija los tres deseos, podrás alterar tu misión. Engañar a tu dueño. Y copiarla ella por una vez: atormentarla para siempre.


"Viene a robarte la noche", de Claudia Cortalezzi
También se puede leer en Breves no tan breves

2 comentarios: