Adelanto:
Capítulo Cero
Arnoldo se agachó y trató de levantar el pico de la botella —no quería que alguien se cortase—, pero sus dedos no pudieron asirla, pasaron a través del objeto como si su mano fuese la de un espíritu.
Mara y Sabino hicieron lo mismo con sus propias armas. Y se dieron cuenta de que sus manos derechas —que antes se habían clavado en el cuerpo rojo y líquido— se habían vuelto rojas y líquidas. Y fantasmales.
Mara, Arnoldo y Sabino, los tres de rodillas sobre el pasto húmedo, achicaron el círculo.
Sabino alzó su brazo derecho y lo dejó suspendido frente a su cara.
Los otros lo imitaron.
Y sus manos se traspasaron unas con otras como en una danza macabra.
—Van a recuperar el sentido del tacto —dijo la inconfundible voz—. Quiero decir que el tacto de sus manos derechas se va a reponer en una hora, más o menos. Es la marca del delito —el hombrecito largó una carcajada—. El tacto se va a restablecer, pero el color les durará una semana. No se preocupen, sólo ustedes pueden verlo. Cuando desaparezca la marca, se borrará de sus mentes el recuerdo de nuestro encuentro.
Sabino miró a Mara y a Arnoldo. Los miró como estudiándolos, como queriendo encontrar algo diferente. Vio que los otros también los observaban a él. Cada uno había descubierto una señal en el otro, una marca que tal vez los ayudaría a reconocerse en el futuro.
Pensó en su propia marca de nacimiento: un ojo marrón oscuro y el otro verde. La chica, Mara, nunca podría disimular la mancha negra y abultada entre las cejas. Y el otro…, Arnoldo, llevaría una cicatriz en la mejilla izquierda, una cicatriz de una herida que ahora apenas sangraba.
Arnoldo levantó la mano derecha a la mejilla izquierda, que los otros dos le miraban, y no pudo tocarse. Una hora sin tacto, se dijo. Probó con la otra mano: halló una herida profunda ahí, la parte de abajo colgando. Enseguida retiró la mano.
Y la voz volvió de prepo en sus oídos:
—Cuando desaparezca la marca —repitió—, se borrará de sus mentes el recuerdo de nuestro encuentro. El recuerdo del encuentro y el recuerdo de la palabra que acabo de decirles. La palabra que le corresponde a cada uno, claro está.
Editorial Andrómeda
Esto dijo Carlos Daniel Vászquez "Axxonita". ¡Muchas gracias!
Alejandro Milina escribió una reseña en Cuasar 50/51. ¡Muchas gracias!
"Una simple plabra", de Claudia Cortalezzi
Disponible en Yenny El Ateneo, Cúspide y Librerías Santa fe
Cúspide libros
Tematika.com
Librerías Santa Fe
Amazon
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felicitaciones mujer.
ResponderEliminarbesos
Muchas gracias, Adolfo.
ResponderEliminarTe mando un beso.
¡Ahora quiero saber como sigue!
ResponderEliminarMis enésimas felicitaciones y aunque seguramente llegará a Pergamino ( me fijé en la página de Andrómeda)pienso adquirirlo directamente de la bella autora y con dedicatoria exclusiva para darme dique con mis amistades.
Un beso.
Miguel Angel.
Mil gracias, Miguel.
ResponderEliminarMe alegra mucho que esas poquitas "simples palabras" te hayan enganchado.
Con mucho gusto te dedicaré el libro.
Te mando un beso.
Bravo Claudia! Felicitaciones! Ya quiero leerla...
ResponderEliminarLo mismo digo, Martín.
ResponderEliminarA ver cuándo nos vemos para el intercambio.
Beso
cuanta intriga, me deja con ganas de seguir leyendo, la brevedad de este fragmento promete mucho.
ResponderEliminarFelicitaciones!
Te invito a conocer mi blog: www.elserafodelplata.blogspot.com
Saludos
Santiago Ocampos
Gracias, Santiago.
ResponderEliminarPasaré por tu blog.
Te cuento que "Una simple palabra" está en Yenny El Ateneo, y en Tematika.com.
Saludos.
¡Enhorabuena de antemano!
ResponderEliminarComo la presentación fue un poco lejos de mi ciudad... pude ver en youtube la presentación del mismo, junto a Sergio y a Martin.
Un saludo indio
Gracias, David.
ResponderEliminarBeso.
Claudia:
ResponderEliminarme costó, pero la conseguí. La hice traer -previo encargo- a una librería de Adrogué.
Realmente disfruté mucho mientras la leía, tanto que me la leí de un saque. Lograste que Mara, Arnoldo y Sabino me atraparan, y "el hombrecito largirucho", no me dejó soltar el libro hasta el final.
Ojalá te cruce en algún asado en el Tiro, así me firmás la novela.
Un beso grande y mis felicitaciones.
¡Qué lindas palabras, Jorgelina!
ResponderEliminarSeguro que nos conoceremos en el asado de diciembre del TCyC.
Te mando un beso grande.