Trascribo la reseña aparecida en Los libros de Andrómeda, escrita por Héctor Ranea.
Existen modos extraños de presentar las realidades alternativas. Pero por lo general son difíciles de leer, cuando no imposibles. De hecho, todo aquello de lo que no se sabe tiende a ser tratado de forma ilógica pues se da por supuesto que no la tendría que tener. Sin embargo, Cortalezzi ha ensayado en esta novela otra vía, formalmente lógica, severa y sin palabras de sobra con lo cual logra un efecto impactante cual es el de hacerlo aparecer como perteneciente a la realidad cotidiana, lo que otorga a la novela una serie de planos de interpretación que le dan espesor a la trama y a las implicancias de las acciones narradas. Los personajes, sus relaciones, la trama que se teje alrededor de ellos, los desenlaces, a cual más duro, todo está narrado como formando un expediente judicial, lo que acentúa el fino acercamiento con la realidad.
Nadie en esta novela, tomado aisladamente, es tan fantástico o demasiado poco absurdo como para no existir. En la interacción que plantea la novela es donde aparece lo fantástico. Y en lo sombrío de ella es donde se resalta su realismo.
¡Gracias, Hétor!
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