Entrevista realizada por los chicos de 6º a la autora del libro Una simple palabra
para Subterráneo, más que un blog
1) ¿Por qué escribís?
Escribir
es una necesidad, nunca me lo planteé como deber ni obligación. Escribo
cuando me sale y lo que me sale.
Es muy raro que me imponga un tema antes de escribir, normalmente
aparece “un no sé qué” —una imagen, una palabra, una frase oída o leída,
una situación propia o ajena— que me dispara el mecanismo de la
creación.
Es una actividad que me gratifica enormemente, todo el trabajo es un
placer, tanto escribir como corregir. Jamás me apuro a terminar un
texto. Una vez planteado el borrador, le concedo un tiempo de descanso.
Después, lo abordo en frío —cuando ya puedo ser crítica y objetiva— y le
dedico todas las correcciones que sean necesarias.
Podría decir que algunas veces, cuando hay que tomar decisiones
importantes —si un personaje vive o muere, cómo plantear la personalidad
de cada uno— el escritor es el dueño del mundo, de ese mundo, al menos.
2) ¿Dentro de qué género ubicás Una simple palabra? ¿Te basás en alguna teoría o definición para hacerlo?
No sé si Una simple palabra puede clasificarse dentro de un género
determinado. Normalmente, cuando me preguntan, la ubico dentro del
fantástico. Pero podría considerarse como de ciencia ficción y hasta de
terror psicológico.
Digo fantástico porque hay un entrecruzamiento de lo normal con lo
extraño, que lleva al lector a preguntarse si eso que está ocurriendo en
el texto podría ser real.
Con respecto a la ciencia ficción: podríamos tomarla así, si
imagináramos que el escenario donde se desarrolla la historia es un
mundo futurista, donde existe realmente la posibilidad de extender la
vida a partir del conocimiento del día en que moriremos. Más allá de
cuáles sean las consecuencias a las que deban atenerse los personajes.
Y digo terror psicológico, teniendo en cuenta que tal vez haya
conseguido que el lector se identifique en algún aspecto con uno de los
personajes. Y ese personaje tal vez le haya transmitido su angustia,
involucrando sus propias emociones.
3) Hay muchas situaciones que parecen no tener explicación, que dejan al lector con la incertidumbre de sus causas. ¿Es un efecto buscado?
Dentro de lo que se llama género fantástico, es común encontrar
situaciones anormales que irrumpen en lo cotidiano y no tienen
explicación lógica.
Y los personajes transitan esas realidades sin asombrarse, y toman lo
que se les propone —lo que sea— sin cuestionarlo.
Algo por el estilo pasa en Una simple palabra: en el momento de la firma
de los contratos en Pasaje de las Garantías, los tres personajes
centrales —Mara, Arnoldo y Sabino— se dejan conducir como si no pudieran
controlar la situación. Sin embargo, cada uno de ellos es libre, en
teoría, de dar media vuelta y volverse a su casa. Si no lo hacen, es
porque existe un magnetismo invisible —nacido de sus vidas cotidianas—
que los lleva a hipnotizarse con lo diferente, con la posibilidad de un
destino ¿mejor?
Trasmitir incertidumbre al lector es algo buscado, en función de
acompañar a los personajes en la incertidumbre por la que circulan a lo
largo de la historia.
4) ¿Te inspiraste en personas reales para construir tus personajes?
Toda obra literaria, por más “rara” o “común” que sea, tiene algo de
autobiográfico. Bueno, tanto en Mara, como en Arnoldo, Sabino y hasta en
el mismísimo hombrecito podría encontrar algún rasgo que me
identificase, si me pusiera a analizarlos en profundidad.
Pero, fuera de ellos, hay un personaje extraído de la realidad: Dora, la
suegra de Mara. Dora está inspirada en los dichos de una amiga. Ella,
en la época en que yo escribía esta novela, comentaba constantemente lo
que le decía su madre; repetía textualmente las frases, y describía casi
teatralmente las reacciones evasivas de su mamá: lo que inventaba (o
no) para no cuidar a su nieto (el hijo de mi amiga). Una tarde, mientras
escuchaba una de aquellas historias familiares, me pareció ver a esa
mujer, a la que no conocía, como Dora. Entonces le pedí permiso a mi
amiga para “usar” a su madre como personaje —no a su madre, sino a la
idea que yo me había formado de ella a través de lo oído—. Por supuesto,
mi amiga sonrió y dijo que sí. Pero yo creo que esa mujer no podría
reconocerse en Dora, porque Dora es sólo mi idea de ella.
5) ¿“La fortaleza” puede ser comparada con algún lugar de la realidad?
La Fortaleza no existe en la realidad, es puro invento.
Les cuento: yo tenía a Mara, Arnoldo y Sabino, y sus respectivas
historias. Historias que, si bien tenían puntos en común, no se unían.
Pasé un par de semanas dándole vueltas al asunto, llevaba el asunto de
cómo los juntaría a todas partes, todo el tiempo. No podía ni quería
despegar la idea en mi cabeza. Hasta que una mañana desperté con el
problema casi resuelto: había soñado con el hombrecito, la Fortaleza y
el gigante de los espejos. Más o menos lo que terminó siendo el capítulo
6.
6) ¿Quisiste dejar alguna moraleja?
No lo pensé. No creo que tenga moraleja, pero si a alguien le sirve para replantearse algo, bienvenido sea.
7) La extensión de la novela, ¿se debe a alguna restricción de la editorial o era así originalmente?
En el borrador era un poco más larga, sí. Y, debido a las exigencias
editoriales, eliminé un par de capítulos de Mara. Pero, agradezco la
poda porque el personaje de Mara cobraba más importancia que los otro
dos, y esa nunca fue mi idea. Lo que yo quería era que los tres tuvieran
el mismo peso dentro de la historia. Espero haberlo logrado.
8) ¿Cuánto tiempo tardaste en escribirla?
Unos tres años, creo. Aunque, en el medio, escribí y corregí varios
cuentos.
Una simple palabra nació con los apuntes de lo que después terminaría
siendo el primer capítulo de la 2° parte, donde Mara lee el anuncio en
el diario. Después surgieron Arnoldo y Sabino, en el orden que aparecen,
en sus respectivas escenas de pedir sus turnos por teléfono.
Seguí con los capítulos de la 3° parte: el encierro y el descubrimiento
de la palabra. Y, finalmente, los capítulos de los chicos. Por esa época
me visitó el hombrecito, que luego intercalé a lo largo de la novela.
9) ¿Habrá una segunda parte?
Ya otras personas me hicieron esta pregunta. Y mi respuesta es que yo
creo que el tema ya está cerrado. Me parece que, en una segunda parte,
la historia perdería fuerza.
10) ¿Qué opinión tenés del libro? ¿Estás conforme con el resultado?
Bueno, soy muy autocrítica. Deber ser por eso que no volví a leerlo
completo. Porque cada vez que lo abro —en cualquier página— veo alguna
cosa que se podría mejorar. Pero, sí estoy conforme con el resultado.
Me ha brindado muchas satisfacciones.
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