Boletos (poesía), de Gladis Lopez Riquert



Me mienten, me mienten:
yo sé bien que me mienten sólo para no oír
mi llanto, mi denuncia,
mi loca furia de mujer que espera,
la loca furia que crece por la espera
y ocupa la calle honda porque la vía es alta
y corre por los rieles.
Y a veces cuando me escapo llego a la estación.
Pero no hay trenes. ¡No hay trenes!
Ni señores de uniformes grises
que marquen mi furia en los boletos.
Yo le puedo decir mi nombre verdadero
a quien quiera saberlo.
Yo pregunté muchas veces por tu nombre
—cuando aún llegaba el tren—
a los señores grises que perforan recuerdos
como quien marca boletos.
Y sé que se llevaron los recuerdos perforados
en vagones de trenes, donde esperas oculto.
Yo también guardo en un cajón
recuerdos perforados por los grises señores
que niegan tu regreso:
es la prueba que ofrezco para no ser fantasma.
Y les grito cada vez que puedo
porque sé muy bien que mienten,
que te mantienen cautivo,
atrapado desde tu regreso,
porque yo sé que has vuelto.
¡Por eso no hay trenes!
Para no delatarse,
para no descubrirte.
Pero yo igual te espero.


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